Si uno asegura que Gonzalo Julián Conde está siendo uno de los impensados impulsores para que un piloto argentino llegue a la F-1, es probable que la mayoría no sepa ni de quién se trata ni de qué estamos hablando. Las cosas cobran sentido cuando se aclara que Conde es Bizarrap, el productor musical, compositor y DJ del momento que convierte en oro todo lo que toca. Y más todavía cuando el destinatario de tal apoyo es Franco Colapinto, hoy corredor con un Dallara de la F-2, la categoría telonera de la “máxima”.
Entre Bizarrap y Colapinto hay química. Y un negocio creciente al que avalan empresas argentinas.
Fue en los boxes del circuito de Barcelona donde hace pocos días se encontraron.
-“¡Te felicito amigo!”, lo saludó Bizarrap a Franco después de la carrera de la F-2 en la que fue 2°.
-“¡Me trajiste suerte boludo!”, le respondió sonriente Colapinto a su admirado nuevo amigo.
-“¡Sí!, tengo que venir más”, reconoció con otra sonrisa el joven de 25 años que empezó a cobrar notoriedad cuando creó las BZRP Music Sessions, sesiones de música realizadas junto con conocidos artistas internacionales.
La relación entre ambos comenzó en octubre de 2023. El respaldo de Bizarrap le dio al oriundo de Pilar de 21 años el envión que necesitaba para dar el salto a la FIA F-2. Y de hecho la relación cobró todavía más fuerzas, en función de que el corredor viene concretando auspiciosos resultados este año en la división telonera de la F-1.
Sociedad Colapinto - Bizarrap
Esta sociedad de jóvenes talentosos promete traer muchas buenas noticias. Por ejemplo, Colapinto sumará nuevas oportunidades de subirse -como sucedió el año pasado- a un auto de la máxima categoría este año, específicamente a un Williams. María Catarineu, responsable de Bullet Sports Management, que maneja la carrera deportiva del bonaerense, ya lo dijo. El triunfo en Imola y el segundo lugar en Barcelona y en Austria con el auto del MP Motorsport lo pusieron en foco. Y ahora, en el GP de Silverstone eso se concretará durante la tanda de entrenamientos del viernes.
“Sólo somos dos chicos argentinos persiguiendo un sueño” afirmó Franco, poniéndole un toque sentimental a la relación. El patriótico vino por el lado del músico: “ambos representamos a la ‘celeste y blanca’, así que cuando vi que necesitaba apoyo para el siguiente paso de su carrera, quise ayudarlo”.
La unión Colapinto-Bizarrap se generó de manera fortuita y fue por pedido del padre del músico, que le hizo saber sobre la necesidad de apoyo económico. Contactos mediante, comenzaron a llegar los patrocinadores y así el piloto pudo completar el millonario presupuesto necesario para correr en la FIA Fórmula 2.
“No nos conocíamos, pero lo llamé y le pregunté cómo lo podía ayudar. Hice unos llamados, Martín Migoya de Globant fue el primero que me dio bola y después se sumaron más sponsors”, reveló Bizarrap a ESPN en ocasión del GP de España en Barcelona. “Es un fenómeno. Tiene un talento impresionante”, opinó. Obvio, al final hubo entre los dos un largo y emocionante abrazo.
Perfil de Colapinto
Colapinto es oriundo de Pilar y a los 14 años se mudó a Europa. Al principio sólo tuvo patrocinio europeo. En 2022 sumó apoyo de YPF y del Instituto de Promoción Turística (Inprotur, con la leyenda “Visit Argentina”).
Antes de dejar el país, había sido campeón argentino de karting. Ya en 2019, resultó campeón de la Fórmula 4 Española con el equipo de Fernando Alonso. En 2020 terminó 3° en la Fórmula Renault Europea. En 2022 fue 9° en la F-3, y 4° en 2023. En esta última divisional logró en los dos años de permanencia cuatro triunfos y 10 podios.
Colapinto un emprendedor magnífico
Un punto interesante en esta movida es que las empresas que apuestan por Franco lo ven como una plataforma de alta calidad que les permite obtener una visibilidad global. Hay un aspecto que no se puede soslayar: la F-2 tiene una fuerte presencia en Europa, un mercado crucial para muchos empresarios argentinos que buscan nuevas oportunidades comerciales y alianzas. A ellos, acompañar al bonaerense les permite incrementar su visibilidad y reputación en una región estratégica.
Franco se convirtió en poco tiempo en un ejemplo de emprendedor magnífico. Y las empresas se están dejando seducir por este joven de buen aspecto, simpático y amistoso, a quien en las redes sociales lo siguen 77.400 personas en X (ex Twitter) y 427.000 en Instagram. Esto asegura que, cada vez que comparte una foto, video, transmite en vivo o hace un comentario, todo se convierta en viral. En tanto, su equipo sigue trabajando fuerte en sumar empresas con potencial a largo plazo en función de que el bonaerense pueda llegar a la F-1.
No es un caso aislado
Es un deporte que siempre vivió de los números (los del presupuesto y los del cronómetro), muchos recuerdan apoyos de estrellas del espectáculo y de la música a equipos y pilotos. En una actividad que muchos consideran “fría y aburrida”, esto es una dosis de energía, independiente del glamour que muchas veces se ve en los paddocks cuando hay “visitas” famosas.
Quizás uno de los casos más conocidos de celebridades brindando apoyo sea el de Leonardo Di Caprio, cuando se convirtió en accionista y co-fundador del equipo Venturi Grand Prix de la Fórmula E, la categoría paralela a la F-1, pero de autos eléctricos.
No hay que olvidar que el gran Paul Newman, actor de Hollywood fallecido en 2008, brindó muchas ayudas al automovilismo desde los tardíos 48 años en que comenzó a correr. Fue además copropietario de su propia escudería, la Newman-Haas. Esto último lo repitió Patrick Dempsey, el actor de la popular serie “Anatomía de Grey”, que armó un equipo para carreras de resistencia.
Lo que se necesita
Para poder correr en F-1 (en caso que realmente el equipo Williams, escudería que lo cobija en el programa de desarrollo de jóvenes talentos, esté interesado en sumarlo), Colapinto tendrá que tomar en cuenta cuánto costó la superlicencia de la FIA para este año. Por ejemplo, de los dos corredores actuales del equipo, el tailandés Alex Albon necesitó € 67.100 y el estadounidense Logan Sargeant € 12.500. Esto es independiente del monto que se les requiere que acerquen por sponsoreo, cuyas cifras se guardan bajo siete llaves.
La superlicencia consiste en una cifra base de € 10.400 euros que cada piloto debe pagar para correr en la siguiente temporada. Se suma un cargo adicional de € 2.100 euros por cada punto conseguido en la anterior.
Para poder correr en la F-3 y en la F-2, los equipos solicitaron este año un dinero de ingreso que osciló entre 1,2 y 2,6 millones de dólares, respectivamente. A Colapinto le habrían ofrecido un precio menor.
Para el cierre, un rumor que se escuchó con insistencia: Colapinto sería piloto de la F-1 en 2025, corriendo para Williams. Allí, sería compañero de Kimi Antonelli, piloto italiano de 17 años. Esto se basa en que Mercedes abastecerá con sus motores a Williams hasta 2030 y pretende utilizar como banco de pruebas a los jóvenes talentos. ¿Será?
Hoy, Franco Colapinto es el vendedor de su propio sueño. Y Bizarrap el trampolín que le permite soñar con volar.